Tour de France 2023
La salida en Euskadi del Tour de Francia

KAS Y FAGOR: DOS EQUIPOS VASCOS PELEAN POR EL TOUR

autoría: Ander Izagirre, 

Cuanto más fuerte llovía, más ventaja sacaba Luis Otaño. El ciclista todoterreno de Rentería había atacado en el primer puerto de una etapa de media montaña, el col de Grimone, y se le habían unido dos grandes escaladores: Julio Jiménez y Joaquín Galera. Aprovechó el diluvio para arriesgar bajando y dejarlos atrás, hasta que se salió en una curva y dio una vuelta de campana. No le importó: volvió magullado a la bici y se lanzó otra vez cuesta abajo.

Otaño se la jugó porque en 1966 estaba, quizá, ante su última oportunidad. Acumulaba victorias importantes, se había quedado a medio minuto de ganarle una Vuelta a España a Poulidor, pero en el Tour llevaba nueve participaciones y nunca había brillado tanto. Alcanzó cinco minutos de ventaja y en el col de Ornon los escaladores solo le recortaron la mitad, así que le sobró tiempo para levantar los brazos en la meta de Bourg d’Oisans. Fue la primera victoria en el Tour de un ciclista guipuzcoano y de un equipo guipuzcoano: el Fagor.

El segundo clasificado, el andaluz Joaquín Galera, corría en el Kas. Este equipo alavés participaba en su cuarto Tour y en 1964 ya se había apuntado su primer triunfo, una contrarreloj por equipos, gracias a la característica que lo definió durante las décadas de 1960 y 1970: la fuerza del bloque.

En Bourg d’Oisans, doce ciclistas del Kas y el Fagor se clasificaron entre los veinticinco primeros. Entre ellos estaban los representantes de una hornada del ciclismo vasco que ya se codeaba con los mejores del Tour: José Antonio Momeñe (cuarto en aquel Tour de 1966), Patxi Gabika (séptimo), Valentín Uriona (decimocuarto), Aurelio González (ganador de etapa y de la Montaña en 1968), Txomin Perurena (ganador de la Montaña en el 74), a los que se irían sumando José María Errandonea (ganador del prólogo en 1967), Gregorio San Miguel (cuarto en 1968), Andrés Gandarias (quinto en 1969)...

-En 1966, Kas ganó la clasificación por equipos y Fagor fue cuarto. A esa clasificación se le daba mucha más importancia que ahora. Y tener dos equipos vascos ahí arriba en el Tour era muy llamativo -dice Ramón Mendiburu, que corrió aquella edición con el Fagor.

A Dalmacio Langarica, director del Kas, le importaba más la clasificación por equipos que la individual. Y en Fagor también apreciaban el espíritu colectivo: por algo era una empresa cooperativa, el origen del grupo Mondragón, que se extendió por todo el mundo.

-En las concentraciones invernales venía don José María Arizmendiarrieta [el sacerdote que promovió el movimiento cooperativo] y nos daba charlas sobre el espíritu de equipo, la colaboración, la armonía… -cuenta Mendiburu.

Los fabricantes vascos de bicicletas y componentes, como Orbea, BH, GAC o Zeus, patrocinaron equipos en diversas épocas. Pero lo que demuestra la pujanza del ciclismo en el País Vasco es que empresas de otros sectores también apostaron por este deporte para hacer publicidad entre el gran público: los refrescos Kas, con sede en Vitoria-Gasteiz, y los electrodomésticos Fagor, con sede en Arrasate-Mondragón, a cuarenta kilómetros una de otra, patrocinaron en los años 60 a dos de los mejores equipos del Tour.

Kas y Fagor modernizaron el ciclismo vasco, dice Mendiburu:       

-Antes los hoteles no querían alojar equipos ciclistas. Tenían muy mala fama: llegaban pringados de barro y grasa, lo ensuciaban todo, se daban masajes con aceites y linimentos que olían fuerte, dejaban las sábanas y las toallas perdidas… Kas y Fagor ya cuidaban más la imagen. Teníamos un microbús y un par de coches, la ropa del equipo, mecánicos, masajistas… En Fagor corríamos con bicis muy buenas, con los cuadros que fabricaba Marotías en Alegia y componentes Campagnolo, los maillots de Sancheski que se hacían en Irun, culotes italianos… Los sueldos también eran más altos.

Las dos marcas empezaron patrocinando equipos aficionados y pasaron a profesionales con la máxima ambición internacional. Kas montó un bloque que ganó cuatro veces la clasificación por equipos en el Tour, dos en el Giro y diez en la Vuelta, y esa fuerza colectiva le sirvió para poner más de una vez contra las cuerdas al todopoderoso Eddy Merckx. Con ciclistas como José Manuel Fuente, Vicente López Carril, Miguel Mari Lasa, Paco Galdos, Santi Lazcano o Antonio Gómez del Moral, coleccionaron podios, maillots y etapas en las tres grandes vueltas.

Fagor también intentó discutirle la supremacía a Merckx. En sus filas debutó Luis Ocaña, el conquense que pronto se convertiría en la peor pesadilla para el belga, y que participó en el Tour por primera vez en 1969.

-Fuimos muy ilusionados con Ocaña -recuerda Mendiburu-. Ese año había quedado segundo en la Vuelta, había ganado la Midi Libre contra Poulidor, Bracke, Guimard… Llegaba muy fuerte, creíamos que podía hacer algo grande en el Tour.

Y sí, hizo algo grande: compuso la imagen más legendaria del equipo Fagor, la que ellos nunca hubieran deseado.

Bajando el Grand Ballon de Alsacia, Ocaña se desvió para evitar a un ciclista caído,  pegó contra un poste y salió rebotado de cabeza contra el asfalto. Quedó tendido, conmocionado, con la cara bañada en sangre. Sus compañeros lo levantaron, lo sentaron en el sillín y se pusieron dos a su derecha y dos a su izquierda para pedalear empujándolo hasta la meta. Eran Perurena, Manuel Galera, López Rodríguez y Santamarina, también Patxi Gabika, que esperaba detrás para dar el relevo a sus compañeros. Ocaña apenas se sostenía sobre la bici, con la cabeza hundida en el pecho, mientras una regata de sangre le caía por el maillot y los muslos.

-Ahora no lo habrían permitido, el médico de carrera lo habría parado -suele explicar Perurena.

La foto pasó a la historia como una muestra escalofriante de la solidaridad ciclista.

Aquel día Merckx trituró a sus rivales en la subida final al Ballon de Alsacia y abrió el camino para ganar el primero de sus cinco Tours. También es justo recordar que el segundo en la etapa, el único que perdió menos de un minuto con el belga, fue Joaquín Galera: del equipo Fagor.         

UNA RIVALIDAD FEROZ

Poco antes de su calvario en el Tour, Ocaña quedó segundo en la Vuelta de 1969, como recordaba Mendiburu. Y si no la ganó probablemente fue por la rivalidad entre Kas y Fagor.

Langarica y Matxain, los directores de Kas y Fagor, eran dos personalidades fuertes que chocaban a menudo. A veces, como veremos, de manera literal. Langarica era el veterano, el ganador de una Vuelta como ciclista y del Tour como director deportivo de Bahamontes, el timonel del Kas, el equipo que aspiraba a reunir a todas las estrellas. Matxain era el recién llegado, el que buscaba su sitio sin complejos, el que supo montar un equipo que daba mucha guerra, el que había echado el ojo a Ocaña cuando ganó la Vuelta al Bidasoa y le ofreció su primer contrato profesional.

-Cuando atacaba un Fagor, iban a por él los del Kas. Cuando atacaba un Kas, iban a por él los del Fagor. Cuando atacaba un extranjero, nos quedábamos mirándonos unos a otros -cuenta Mendiburu.

José Antonio González Linares, corredor cántabro del Kas que le ganó una crono del Tour a Merckx, recordaba en el diario ‘Marca’ aquellas batallas entre los directores durante la Vuelta del 69: “Ocaña se había descolgado en un abanico, Matxain lo llevaba a rebufo de su coche para meterlo de nuevo en el primer grupo, entonces llegó Langarica y de un volantazo sacó a Matxain de la carretera. Luego iba a entrar yo desde atrás, Matxain frenó de golpe y casi me parto la crisma contra su coche”.

Mendiburu sostiene que los corredores de ambos equipos se llevaban bien.

-De hecho, una noche de aquella Vuelta nos reunimos un par de corredores de Fagor y otro par de Kas para intentar arreglarnos, porque nos centrábamos tanto en anularnos unos a otros que al final ganaban ciclistas de otros equipos. Pero el que mandaba era el director.

Los ciclistas del Kas organizaron aquel abanico camino de Alcázar de San Juan para sacarle ventaja a Ocaña y se llevaron a rueda al francés Pingeon, ganador del Tour de 1967, pero no les importó. Unos días más tarde, Ocaña, con su estilo voraz, atacó desde lejos en una etapa de cinco puertos por Cataluña y se llevó consigo a Pingeon, pero tampoco le importó: tiró hasta vaciarse, sin pedirle relevos al francés, porque su obsesión era eliminar a los del Kas. En el último puerto, Ocaña se desfondó y perdió cuatro minutos. Pingeon ganó la etapa y se vistió con el maillot amarillo. Lo tenía muy complicado para defenderlo, porque apenas contaba con ayuda: solo uno de sus compañeros de equipo terminó la Vuelta, y además en última posición. Pero se salvó porque cuando le atacaban ciclistas del Kas, tiraban a por ellos los del Fagor. Y cuando atacaban los del Fagor, tiraban los del Kas. A Pingeon le bastaba con ir a rueda. Ocaña le recortó dos minutos en las cronos de San Sebastián y Bilbao pero fue insuficiente.

-Si en la etapa de Cataluña no se hubiera obsesionado tanto con dejar atrás a los del Kas, Ocaña me habría ganado esta Vuelta -reconoció Pingeon.

Aquella rivalidad electrizó a la afición vasca en los años 60.

-En Bizkaia eran más del Kas, en Gipuzkoa más del Fagor -dice Mendiburu-. Había hasta broncas en las tabernas. Pero luego los espectadores sabían comportarse, animaban a todos, nunca hubo ataques ni faltas de respeto a los ciclistas.

Kas fue el equipo más longevo de los dos: compitió desde 1958 hasta 1979. Fagor lo hizo desde 1966 hasta 1969. Ambas marcas volvieron a patrocinar equipos en la década de 1980. Mendiburu, que después de retirarse había sido seleccionador nacional y director técnico de la Vuelta a España, trabajó de mánager para Kas y luego para Fagor en esa última época.

-Se animaron a sacar equipos otra vez, porque el ciclismo ya se retransmitía en directo por televisión y ofrecía un escaparate publicitario muy bueno -explica.

Entraron en un ciclismo mucho más global. Eran patrocinadores vascos que montaban equipos con ciclistas, directores y auxiliares de muchos países, incluidas estrellas mundiales como Sean Kelly en el Kas y Stephen Roche en el Fagor.

A finales de los 80 terminó la aventura. Quedó la historia de dos equipos que avivaron en el País Vasco una pasión multitudinaria por el ciclismo.

 

Autor: Ander Izagirre